En PortadaReina al natural, Han pasado dos meses desde que Dayana Mendoza bailó triunfal –con la mano en alto y la cabeza coronada– desde Vietnam. La quinta Miss Universo venezolana revela los gajes de su reinado y cuenta cómo combate la nostalgia en su nueva vida neoyorquina --
El zarcillo rodó por el suelo y desapareció. Sobre la alfombra de su suite en el hotel Eurobuilding, Dayana Mendoza –la más bella del universo– se agachó sin reparos y gateó para mirar por debajo del sofá. "¿No cayó por aquí?", le preguntaba a su asistente, mientras buscaba la prenda con la mejilla a ras del piso.
Ha podido poner cara de majestad en apuros para que cualquiera de su séquito le hiciera la caridad, con tal de no despeinarse la impecable melena rubia con florecitas blancas, ni malograrse el maquillaje, ni arrugarse el vestido de seda turquesa. Pero no hizo falta ni dio tiempo. Dayana se basta sola. Los ojos grises detectan el accesorio y la reina estira la mano. Lo recoge, mientras la cara se le ilumina con una sonrisa triunfal. Como si acabara de ganarse el Miss Universo.
"¡¡¡Aquí estaba, te lo dije!!!".Es altísima, flaquísima, lindísima. Lleva unas sandalias primorosas y asesinas, de ésas que torturan en silencio. Dayana asegura que no hay que preocuparse por ella, que no está tan cansada. Recibe las instrucciones del fotógrafo y se quita los zapatos. Camina sobre el mármol y enseguida descubre una ampolla en su soberano pie. "¿Viste esto?", le dice a su chaperona con asombro, como si tantos años de pasarela y fotopose en Milán y París le hubieran insensibilizado los pies. El fotógrafo le responde con impasible practicidad. "Tranquilas, que eso no se va a ver en la foto". La miss, de 22 años, se ríe de buena gana.
"Me alegra mucho por ti, pero lo decía por mi piecito!"
El trajín de la realeza. Dayana Mendoza habla con los ojos: los agranda, los entorna, los achina, los guiña. Cuenta que sus días de reinado son rápidos y diferentes.
"En la mañana, en la tarde y en la noche generalmente estoy haciendo esto: llego a un país nuevo y hago muchas entrevistas, y en la noche suelo tener eventos. A veces lo que tengo en Nueva York son fines de semana y los uso para dormir, pero éste es el día a día. La vida es distinta, con muchos viajes. Es una diversión en la que tienes que ser responsable", explica.
"Miss Teen USA me enseñó a cocinar en estos días un gratén de brócoli con pollo y queso amarillo. Intentamos ayudarnos con la cocina porque ninguna es buena en eso" A Donald Trump, propietario de la Organización Miss Universo, lo ha visto dos veces.
"Me dio una pena horrible porque le interrumpí una reunión, pero fue muy amable y me dijo que estaba contento con que hubiéramos quedado Colombia y yo agarradas de la mano. Me deseó mucha suerte", relata
."Lo máximo que he pasado en Nueva York es una semana corrida. Inmediatamente después de que gané el concurso me mudé para allá y la gente de la organización Miss Universo se tomó unos días libres, así que yo también descansé un poquito. Aunque con todo el jet-lag, la locura que acababa de pasar y todas las maletas que tuve que deshacer, no fue mucho".
Vive bajo el mismo techo de la Sexta Avenida con Miss USA, Crystle Stewart, y con Stevi Perry, Miss Teen USA.
"Son unas chicas espectaculares. Somos como una nueva familia".
Del desorden en su cuarto se ocupa ella misma, aunque revela que dos señoras van los martes a limpiar el castillo de las tres reinas.
"Son unos ángeles que nos cayeron del cielo y que nos ayudan a mantener limpia la casa y a lavar la ropa. Si la quieres lavar tú misma, puedes, pero en la corredera a veces no te da tiempo ni de eso".
¿Ya tiene algún sitio favorito en Nueva York?
"Sí. Mi cama. No voy a ningún lado", confiesa con una carcajada.
¿Allá la reconocen?
"Hay días en los que salgo a la farmacia con unas cholas, un mono y unos lentes, y no sé si la gente se me queda viendo porque soy alta o porque parezco una mamarracha", suelta con gracia.
Por su figura no se flagela. "A mí me gusta el ejercicio, pero como desde que gané el Miss Universo no he pasado por mi casa, mi excusa fabulosa para no ir al gimnasio era que no tenía mi ropa de deporte todavía", revela con picardía.
"Desde que gané no he hecho ejercicio. No he tenido tiempo".
Impotencia y esplendor
"Siendo Miss Universo ves las dos caras de la moneda. En Indonesia fui a un hospital de SIDA donde atendían niños, gente joven, personas mayores: gente que no tenía los recursos necesarios para mantenerse viva por más tiempo. Tu forma de colaborar es transmitir un mensaje de protección, pero a uno le afecta mucho estar ahí, ver a esas personas en esas camas y no poder hacer nada para ayudarlas, ¿sabes? Uno disfruta con ellas y trata de hacerlas sentir bien, de que se rían contigo para que olviden un rato lo que les está pasando. Pero después tú te vas para tu casa y ellos vuelven a quedarse ahí, solos, sin que puedas hacer más nada. Y luego llegas a las red carpets y ves a todo el mundo usando tantas joyas, tantas cosas... Ahí te das cuenta de que la vida es muy rara".
Su mamá asegura que Dayana come de todo. "Ella es de muy buen comer y siempre está flaca. Tiene un metabolismo muy bueno". El mismo Osmel Sousa relataba hace poco cómo la invitó en Vietnam a comerse una hamburguesa, justo la noche antes del Miss Universo. "Ésa no engorda", comentó entonces para El Nacional. Qué mantequilla. Compañeros de felpa. Su cuarto en Manhattan es rosado. "Ya estaba decorado cuando yo llegué, pero tiene toques míos. Gracias a Dios mi mamá me llevó los peluchitos que tenía en mi cuarto", cuenta Mendoza.
"Tengo un demonio de Tasmania que ella me dio cuando tenía 15 años, unos de un amigo costarricense, un Hello Kitty que me regalaron antes de irme a Vietnam, un mamut que me dio mi novio... ¡Ay, y tengo a mi nuevo hijo, Emilio!"
Lark-Marie Antón, representante de la Organización Miss Universo, se echa a reír. "Yo soy la mejor amiga de Emilio", acota mientras saca de una cartera un pollito rosado con lazo al cuello.
"Emilio llegó a mi casa hace unas semanas. Como hijo nuevo es el favorito", se ríe la reina. "Son cosas que me ayudan a sentir que mi familia y mis amigos están conmigo".
¿Qué la reconforta cuando se pone nostálgica?
"¡Emilio! (risas). No, una llamada a mi familia siempre ayuda. ¿Aló?", dice mientras se imita burlonamente a sí misma con tono mingón.
"Sola no estoy. Siempre ando con ellos, que me ayudan cuando tengo una pregunta o cuando me siento rara", dice señalando con la mirada a su cansado cortejo de la Organización Miss Universo, que la observa desparramado desde el sofá vecino. Lo que aún le causa gracia es andar con guardaespaldas.
En Nueva York no tiene, pero en el Eurobuilding anda con cuatro.
"Uno está acostumbrado a caminar solo por la calle y de repente, de un día para otro, todo el mundo te está cuidando. De todos modos entiendo que es necesario, porque uno nunca sabe lo que puede pasar", dice Mendoza, quien en una ocasión fue secuestrada.
"Pero no estoy acostumbrada a tener guardaespaldas. Es raro. Es cómico".
Un ritual sigue inalterable."Llamo a mi mamá todos, todos, todos los días. Si no puedo es porque estoy demasiado ocupada y llegué muy tarde, pero trato de llevar mi laptop a todas partes para poder verla por la camarita. `Hola mami, estoy bien, ya llegamos’.`Gracias a Dios. ¿Comiste?’ `Síiii, mamá’", dice divertida.
"Si es por mi novio, nos llamamos, nos conectamos. ¿Cómo se hace?", suspira.
"Él está súper contento, pero dice que éste es mi futuro y que él quiere lo mejor para mí. Que si nos amamos de verdad, nos va a ir bien. Que no me preocupe, que un año pasa rápido".
¿Quién es Dayana Sabrina Mendoza Moncada?
"Mi hija es dulce, tierna y cariñosa. Es muy perfeccionista y tiene un carácter fuerte; rechaza la hipocresía y la gente deshonesta. Es géminis: un rato está chévere y luego puede andar de mal humor.No me imaginé que fuera a ser miss porque siempre se resistió a eso, aunque su abuela paterna le decía que ella iba a ser Miss Venezuela. Cuando la vi con la corona fue una emoción grandísima, me sentí muy orgullosa. Es una niña muy perseverante".
María Auxiliadora Moncada. Mamá
"Mi hermana no le presta atención a lo que digan los demás. Su mayor cualidad es su sencillez y su mayor defecto es su desorden. Le encanta el arroz con pollo que hace mi mamá y la sopa de costilla que hace mi abuela. Le tiene miedo a la oscuridad y a las películas de terror, porque dice que después se le quita el sueño; tampoco puede dormir con el televisor apagado".
Daniela Mendoza. Hermana."Su manager la descubrió en una parada de autobús cuando venía del colegio y su primera pasarela fue con Ángel Sánchez a los 14 años. Dayana no tiene grandes miedos; se ha enfrentado a muchos retos y los superó todos. Su mayor temor era a su presentación en público como miss, no como modelo. Cuando la vi con la corona del Miss Universo me quedé en shock".
Willy Mendoza. Papá
"Ella Ve un niñito y se pone igualita. Le encantan. Todo le gusta bien hecho. La noche antes del Miss Universo me dijo que estaba muy nerviosa por que creía que no iba a ganar. Yo le dije:
"TU ESTAS NERVIOSA POR QUE SABES QUE VAS A GANAR"
Alexander Gittins. Manager.
"Ahora es cuando la gente está conociendo a la verdadera Dayana: una chica completa, sencilla, encantadora, madura, con mucho mundo. Su belleza conmueve a cualquiera. Yo concebí sus fotos sin ropa y me dijo que confiaba en mi por que sabia que iban a ser artisticas. Como modelo es puntual, organizada y dispuesta"
Fran Beaufrand. Fotografo.
–Annalie Milano–
Dayana is back.
Aunque temporal, la vuelta a la patria la emocionó. "Toda mi familia me dijo: `¡Dios mío, por fin te tocamos, te abrazamos, te besamos! ¡Parece que hubiera pasado un año!’ Y ahora es que falta. Desde que llegué he podido estar con ellos un solo día y estuvimos echando broma y poniéndonos al día. No he podido ir a mi casa porque no he tenido tiempo. Claro que me gustaría, pero no voy a poder", suspira.
"Después de todo este revolú, lo que de verdad quería era venir a Venezuela y cerrar de alguna manera este ciclo", dice Mendoza.
"Era muy rápido lo que estaba pasando y yo me sentía como en deuda. Soy venezolana y gané, pero no había vuelto a mi país.Me sentía muy extraña. Venir era lo que me hacía falta", dice con la corona entre las manos.
¿No se la han pedido ya mil veces para probársela?
"Sí, unas cuantas", reacciona sonriente.
Sin pensarlo dos veces, asume la pregunta como si fuera una indirecta y extiende de pronto la diadema con una sonrisa desprendida, como si estuviera mostrando un peluche nuevo y no una corona de 120.000 dólares. Como si la joya no la intimidara en lo más mínimo. Como si fuera suya pero estuviera a la orden.
"Toma"."Que tenga siempre una sonrisa" Maritza Sayalero, Miss Universo 1979 "El Miss Universo es eterno, pero se acaba. A Dayana le dije que lo que hizo en el concurso, lo haga todos los días: si ésa es su personalidad, que la conserve como reina. Debe tener los pies sobre la tierra y nunca levantarlos. Yo le aconsejaría que lo viera como una experiencia positiva; que lo viva intensamente, minuto a minuto, que se levante siempre con optimismo. La oportunidad de ser Miss Universo pasa una sola vez en la vida, y no eres mejor que nadie por eso. En los momentos de debilidad o de tristeza, que saque fuerzas de lo más adentro y que tenga paciencia: cuando uno adquiere un compromiso tan importante, sabe que va a tener un año complicado.También le dije que siempre tuviese una sonrisa y que trate bien a los fans; a toda la gente que la va a querer y que se le va a acercar, porque la van a ver como un icono. No se va a sentir sola porque va a estar acompañada, pero el hecho de que haya ganado no significa que va a poder ver a todo el mundo: hay reglas, horarios. A veces se puede y a veces no.El Miss Universo ha conservado la misma esencia de cuando yo participé. No sirve de nada tener sólo un cuerpo `guao’ o una cara `guao’, es un todo. No se trata de la mujer perfecta sino de la mujer completa, y Dayana lo es. Cuando la vi en el concurso, le dije a mi esposo:
`¡Ohoh!, creo que va a ganar Venezuela otra vez’. Me latía que era ella y no me falló".
Magaly Rodríguez --Fotografía mrodriguez@el-nacional.com Guillermo Felizola gfphoto@yahoo.com
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